viernes, agosto 31, 2007

Colectivo de arte La Vitrina: identidad nacional en la danza contemporánea/Ponencia Charlas en Vitrina, jueves 23 de agosto

Las primeras generaciones profesionales buscaron o tuvieron la intención de establecer un proceso de nacionalización de la danza, utilizando temáticas que podían relacionarse con la realidad nacional y latinoamericana. (Bunster y Cintolesi) Estos coreógrafos fueron capaces de tomar la experiencia de las enseñanzas extranjeras y poco a poco establecieron una cierta asimilación. Es decir en un comienzo se forman con las ideas del extranjero y con sus técnicas pero paulatinamente comienza un proceso de nacionalización utilizando la idea de construir una danza que se identificara con la sociedad. En otros países latinoamericanos como es el caso de México el proceso de nacionalización de la danza esta casi relacionado directamente con sus orígenes, de hecho existe la danza nacionalista que se desarrolla durante la propia revolución y que continúan hasta los años 40. Estos datos nos demuestran que desde siempre tanto en Chile como en Latinoamérica se ha intentado otorgarle a la danza una identidad, para eliminar esa condición foránea y de cierta forma para mantener una conexión directa con el público ya que en ese entonces la danza moderna había iniciado la idea de construir un mensaje dentro de la obra con el fin de provocar el espíritu del hombre. Esta identidad en un primer momento se relaciona precisamente con el mensaje, es decir dar a entender algo que socialmente entendible, bajo ciertos códigos comunes que nos permitan identificarnos. Siguiendo esta premisa las primeras temáticas que se desarrollan en la danza bajo este fin son las históricas. El ejemplo mas claro lo encontramos en la obra Calaucan de Patricio Bunster quien en 1959, inspirado por el canto general de Neruda pone en escena la lucha de los pueblos indígenas contra la conquista, utilizando ese discurso para levantar la lucha latinoamericana frente a la injusticia social de aquellos años. Si bien la estructura de los lenguajes corporales mantienen una conexión directa e imitativa de la danza expresiva de Kurt Jooss, Bunster da el primer paso hacia la construcción de una danza nacional, al menos lo intenta desde su temática. Bunster mantiene esta conexión y aunque las temáticas de sus obras son variadas siempre va a existir la idea de trabajar la historia chilena como una forma de buscar una identidad en la danza, ejemplo de ello son Catrala Desciende y posteriormente A pesar de Todo donde toca incluso un tema que le es común a su propia realidad histórica estableciendo una critica directa a la dictadura de 1973. Quizás podríamos pensar que su orientación política es finalmente lo que genera esta necesidad social y popular que el orienta mediante las temáticas nacionalistas, pero no es el único también encontramos este interés en las obras Neoclásicas de Octavio Cintolesi quien de cierta forma también intento generar discursos identitarios, con el fin da dar un mensaje a la sociedad chilena de esos años. Germán Silva, también indaga en esta búsqueda, el proviene de un sector mucho más humilde, casi marginal por esta misma razón conoce al pueblo, conoce la realidad de las poblaciones y eso es lo que manifiesta en su danza, algo que se observa en Gentenadie basada en la poesía de Fernando Alegría. cuando en noche de luna crece una población callampa cuando se cae una escuela y se apaga una fábrica cuando fallece un puerto en el Norte y con arena lo tapan cuando Santiago se apesta y se oxidan sus blancas plazas cuando se jubila el vino y las viudas empeñan sus casas: digo cabeza bajo ¡VIVA CHILE MIERDA! Todos ellos habían iniciado un proceso, el de convertir la danza en algo nuestro, con ideas que reflejaran a los chilenos y con mensajes que nos hiciera construir una mejor nación. Si bien aun no se cuestionaban el hecho de crear una nueva técnica o lenguaje corporal, es decir preponer un vocabulario mas propio, si había una intención por volverlo nacional. El Golpe Militar de 1973 corta radicalmente este proceso. El artista que había tomado un rol social fundamental en el proceso de democratización de la cultura e identificándose con las ideas de igualdad social y unidad popular rápidamente es eliminado de la escena, incluso literalmente, poniéndole fin a este proceso que tanto años la danza había logra iniciar y poco a poco construir, eliminando con ello todos los esfuerzos por otorgar a la danza una identidad. ¿Qué ocurre con la identidad en el presente?¿Existe una danza nacional? ¿Hay una identidad en nuestra danza?.Durante la dictadura comienza un fenómeno de importación de lenguajes propios de la vanguardias norteamericanas y alemanas, durante los años 80 comienza un verdadero intercambio gracias a las gestiones de organismos como el Goethe y el Chileno norteamericano; instancias como el dance festival o la venida a Chile de Pina Baush o Susan Linke inspiran a las nuevas generaciones las que comienzan a utilizar estos nuevos lenguajes. A mediados de los ochenta y principios de los noventa hay una proliferación de compañías independientes que buscan plasmar estas nuevas formas de hacer danza, surgiendo con ello lo que hoy aun llamamos danza contemporánea. Lamentablemente esta nueva etapa una vez mas, tal como ocurrió en los inicios de la danza en Chile esta marcada de una fuerte copia o imitación, la danza chilena se renueva pero bajo un cierto costo, personalmente creo que la creación queda casi subordinada a la imitación. Este suceso no es transitorio al contrario se instala por varios años. Muchos bailarines se van fuera del país buscando estos nuevos lenguajes y a su regreso instalan la novedad pero mantienen la conexión externa, bailan bajo los mismos patrones extranjeros obligando al espectador a tener un cierto conocimiento previo para admirar su obra, alejándose de las ideas modernas del mensaje y trabajando la abstracción y las ideas mas existencialistas y subjetivas propias de estos nuevos lenguajes esto claramente genera un quiebre con el público. Al denunciar esta realidad no estamos diciendo que este fenómeno sea negativo al contrario planteó la forma de hacer la danza de una manera distinta a como el país la había concebido hasta entonces, el problema central fue que este nuevo proceso de alguna forma no se cuestiono el hecho de asimilar esos nuevos lenguajes en pos de una identidad como si había ocurrido en los años sesenta en Chile. Sin embargo el regreso de la democracia trae el fin de la censura y con ello se libera la posibilidad de poder emitir un discurso claro y sin miedo. Al parecer este podría ser el detonante que genera que algunos coreógrafos nacionales inicien la búsqueda hacía esta perdida de identidad y que utilicen nuevamente a la danza como un medio para comunicar las problemáticas sociales, convirtiéndola además en una herramienta a favor de la democracia. Nelson Avilés se hace parte de este desafío, al analizar sus obras encontramos que existe en él la intención de llevar a la escena una integración o fusión de los lenguajes corporales contemporáneos y las temáticas propias de nuestro país. Además de ello es él quien establece en sus obras una democratización del espacio escénico, quebrando con la cuarta pared e invitando al espectador a ser parte vivencial de la obra ejerciendo el sentido mas puro de la democracia. Avilés sin duda establece distintas temáticas en sus obras, las que iran cambiando en el tiempo, sin embargo esta necesidad de identificar la danza con una realidad nacional se hace constante a lo largo del tiempo y puede ser identificada principalmente en tres de sus obras: Chacabuco, eslabón de la memoria (1996) Hombres en círculo durante el hechizo del tiempo (1997) Carne de Cañón (2003) Chacabuco Esta obra tiene la particularidad de contener en sí misma dos instancia histórica para la memoria nacional. La primera de ellas se relaciona con la Oficina Salitrera, lugar donde por varios años desde 1922 hasta 1944 fue el lugar de trabajo de muchos obreros quienes estuvieron sometidos a condiciones denigrantes de trabajo. Por otro lado ese mismo lugar fue utilizado en 1973 como lugar de detención y Campo de Prisioneros Políticos hasta 1974. Chacabuco conecta dos momentos de injusticia y violencia social, denuncia el maltrato, la muerte y el sufrimiento del que fueron victimas obreros y presos políticos, construye tal como su nombre lo dice un eslabón de la memoria uniendo estas dos realidades históricas que construyen finalmente nuestra identidad. En esta obra hay un trabajo coreográfico donde el espacio escénico se convierte en protagonista (video danza) El vestuario nos da luces de una época y nos conecta con el imaginario de los hombres y mujeres que habitaron en ese espacio, pero al mismo tiempo nos recuerdan lo actual que es el tema de la violación de los derechos humanos y la desolación de los cuerpos pos dictadura En el se lee también el inicio de una danza que se ejecuta no solo en relación a un tema nacional sino que además existe una intención corporal por transmutar los lenguajes foráneos en formas propias iniciándose con ello un lenguaje corporal que tiende a buscar sus propias raíces, algo que será continuado en la obra posterior Hombres en Circulo. Hombres en Círculo durante el hechizo del tiempo: “...Intentar establecer puntos cada vez más profundos que cimienten humana y creativamente nuestra idiosincrasia, escarbar en anaqueles empolvados de museos y bibliotecas, actualizando en formatos contemporáneos nuestras tradiciones, encontrando el equivalente en un lenguaje que tangencialmente cree un puente entre lo que fuimos y nuestro presente, que al mismo tiempo proyecte la templanza y orgullo en un futuro que se base en las raíces de los pueblos más estoicos y gentiles que habitaron una de las regiones más australes del mundo, ese es el objetivo de nuestra propuesta".Nelson Avilés Esta obra claramente persigue la recuperación y valoración de nuestro patrimonio, estableciendo una conexión directa con nuestra idiosincrasia es decir con nuestra naturalidad, nuestro origen, nuestra identidad. En ella además se establece la idea de investigar casi de una manera antropológica a este pueblo, pero actualizando los contenidos hacia nuestra propia realidad, algo que Avilés propone en escena mediante el cuerpo. Los movimientos se conectan de cierta forma con lo que podría haber sido la danza ritual de los indígenas australes, pero aparecen en escena desde una reinterpretación contemporánea, demostrando con ello que el fin no esta en reconstruir las formas de movimiento sino en descubrirlas y aprender de ellas llevándolas a la realidad actual propia de cada uno de los intérpretes y de los espectadores. El ritual mismo por su parte aparece en escena, la idea del circulo, la presencia del chaman, la sacralización del espacio profano existe, solo que no es imitativa sino actualizada por eso el uso de los objetos, la música y el propio vestuario que nos remite a nuestro presente pero que durante algunos minutos nos atrapan y nos hechizan como espectadores llevándonos al no tiempo, y al no espacio, propios de lo divino. “El proyecto nació con la intención de hacer una contribución artística contemporánea, buscando las raíces desde donde se sustentara nuestra identidad como pueblo latinoamericano; a la vez, se quiso rendir un homenaje a los pueblos más australes de este continente”. Esta obra al igual que la anterior apareció no solo en su formato escénico sino también de manera audiovisual, en ello se lee nuevamente la necesidad de actualizar los formatos, siendo la compañía de danza la vitrina una de las primeras en utilizar la idea de hacer una video danza. Carne de Cañón Olores, colores, sonidos, experiencias, risas, dolor, incomodidad, violación, incomodidad, y nuevamente incomodidad. Esas son las sensaciones que me produce esta obra. Sin duda Carne de Cañón es la obra que a mi parecer mas propone en términos no solo teóricos sino también vivénciales la idea de una identidad. Personalmente creo que la danza que contiene un identidad nacional es aquella que manifiesta en su creación ideas, vivencias, o motivaciones que son compartidas en ese momento histórico por su creador y por gran parte del país, donde dichas ideas representan la realidad nacional de una época determinada. (Dejando fuera todas aquellas obras que integran imaginarios nacionalistas como la bandera, la cueca etc.) Esta obra, que en un comienzo fue pensada con 13 actos o escenas, realiza a lo largo de su desarrollo un verdadero viaje hacia el pasado, los sonidos, la ropa, la iluminación incluso el tipo de objetos que aparecen son correspondientes a una época de nuestra historia pero manteniendo siempre vigente el presente, algo que ocurre especialmente en la relación que se genera entre los bailarines y el público, los primeros se encargan de hacer sentir la acción presente y real del acto mismo de la danza interactuando con quienes observando de manera constante. Carne de Cañón es Chile, por donde se mire, si bien la temática puede ser sacada de su contexto y ser entendida de manera universal lo que ocurre en ese espacio le pertenece a cada una de las personas que habitan en ese lugar sea ejecutante u observador, son las experiencias las que enriquecen la búsqueda y nos llevan a encontrarnos o a intuir quienes somos realmente como país.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Estimada M.José: Creo importante la reflexión sobre el tema identitario, que si bien es cierto deja de ser tema para los creadores de los ochenta, y hasta hoy mismo, en que "lo global" sugiere a la creación de obra un apego a fetiches identitarios, más que a una identidad propiamente. Comparto que la obra de Avilés tiene en gran parte una raíz en las problematicas de país , más allá que pretenda o no lograr una identidad nacional. Y cuando digo Avilés me refiero al colectivo al que pertenece ( la Vitrina), porque para mí su obra se enriquece en lo diverso y universal, como también en lo diverso de los integrantes del colectivo.
Pero solo para complementar tu mirada, creo importante rescatar entre otros nombres, también el de Gaby Concha, quien según lo que me ha tocado investigar, fundamentó su creación de obra, en la mirada al país, al continente y a todo su imaginario.
Un placer comparir ideas nuevamente.
Cordialmente
G. Alcaíno